La inversión física de Pemex en 2025 atraviesa por uno de sus momentos más críticos. De acuerdo con un reporte de México Evalúa, entre enero y julio Petróleos Mexicanos destinó 149 mil 172 millones de pesos, cifra que representa su nivel más bajo para un periodo similar desde 2008.
La caída refleja no solo la falta de prioridad en el gasto de inversión por parte de la petrolera estatal, sino también la presión que enfrenta la empresa en materia de deuda, ingresos y producción.
El desplome de la inversión física de Pemex en 2025
Según el análisis, la inversión física de Pemex en 2025 se redujo en un 32.1 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, lo que equivale a una disminución de 70.6 mil millones de pesos.
Este ajuste es incluso mayor al proyectado en el presupuesto aprobado para el año. Inicialmente, se esperaba un recorte de 18.9 por ciento, pero en la práctica el ajuste alcanzó un nivel adicional de 13.2 por ciento. Esto genera incertidumbre sobre el cumplimiento de los objetivos del Plan Estratégico 2025-2035, que busca garantizar que a partir de 2027 Pemex cuente con recursos suficientes para pagar su deuda y mantener un flujo constante de inversiones.
Impacto en la producción y exploración
El bajo nivel de la inversión física de Pemex en 2025 ya tiene efectos directos sobre la operación de la empresa. Durante los primeros siete meses del año, la producción promedio fue de 1.44 millones de barriles diarios de crudo, un 7.69 por ciento por debajo de la meta de 1.56 millones de barriles diarios establecida para el periodo.
México Evalúa subrayó que este resultado constituye la extracción más baja de petróleo en más de 35 años, lo que pone en duda la capacidad de la empresa para recuperar su papel como motor del sector energético nacional.
La falta de recursos también limita el desarrollo de nuevos yacimientos y proyectos de exploración, aspectos clave para asegurar la sostenibilidad de Pemex en el mediano plazo.

La presión de la deuda y los intereses
La situación financiera de la petrolera se complica aún más por el peso de su deuda. Entre enero y julio, Pemex destinó 104.3 mil millones de pesos al pago de intereses, un aumento del 30 por ciento respecto al año pasado.
Esto significa que, mientras la inversión física de Pemex en 2025 se reduce, el gasto en obligaciones financieras aumenta, generando un círculo de presión que limita las posibilidades de crecimiento de la empresa.
Menores ingresos y efecto en las finanzas públicas
Los ingresos petroleros también muestran una tendencia negativa. De acuerdo con el reporte, Pemex obtuvo 526.2 mil millones de pesos por ventas de petróleo a julio, lo que representa una caída de 16.3 por ciento frente a 2024.
De esa cantidad, la empresa transfirió 146.4 mil millones de pesos a la Federación; sin embargo, el Gobierno federal devolvió 110.8 mil millones en apoyos y transferencias, dejando un beneficio neto para el erario de apenas 35.6 mil millones de pesos, es decir, apenas el 6.8 por ciento de la renta petrolera.
Este nivel de aportación es preocupante: equivale a 268 pesos por persona, cuando en 2008 Pemex aportaba alrededor de 10 mil 798 pesos por habitante. La disminución refleja cómo la petrolera ha dejado de ser un pilar sólido para las finanzas públicas.
Consecuencias de la baja inversión física de Pemex en 2025
La reducción en la inversión física de Pemex en 2025 no solo afecta a la empresa, sino también al Estado mexicano. Con menores recursos transferidos, la capacidad del gobierno para financiar servicios esenciales como salud, educación e infraestructura social se ve reducida.
Además, la petrolera enfrenta un dilema: si prioriza el pago de su deuda, disminuye su capacidad de inversión; si decide invertir más, corre el riesgo de incrementar aún más su carga financiera.
México Evalúa advirtió que la falta de una estrategia integral podría agravar los problemas estructurales de Pemex, retrasar la modernización de su infraestructura y mantener la producción en niveles históricamente bajos.
Un futuro incierto
El panorama de la inversión física de Pemex en 2025 muestra claros desafíos. La empresa dirigida por Víctor Rodríguez Padilla no solo enfrenta el reto de recuperar la producción y cumplir con sus metas estratégicas, sino también el de equilibrar sus finanzas en un contexto internacional complejo para la industria petrolera.
La caída de la inversión, la presión de la deuda y la disminución de aportaciones al erario ponen sobre la mesa un debate crucial: ¿puede Pemex seguir siendo el motor energético de México bajo estas condiciones?
Lo cierto es que, de no revertirse la tendencia, la empresa podría comprometer tanto su viabilidad financiera como su papel dentro de la política energética nacional.