El fentanilo en América Latina avanza de manera silenciosa y preocupante. Lo que comenzó como una crisis en Estados Unidos y Canadá, con miles de muertes por sobredosis, ahora empieza a extenderse hacia el sur del continente, especialmente entre sectores juveniles.
La región, consciente del impacto devastador del fentanilo en América Latina, ha comenzado a implementar medidas preventivas, punitivas y educativas para evitar escenarios similares a los del norte.
Una droga que cambia el panorama regional
En los últimos cuatro años, varios países latinoamericanos y caribeños han intensificado sus capacitación a policías, actualizado protocolos de seguridad, modificado leyes, tendido redes de cooperación y lanzado campañas de información preventiva. También se han endurecido sanciones contra el tráfico y consumo de este opioide.
Pablo Rossi, director de la Fundación Manantiales, centro de tratamiento de adicciones en Argentina y Uruguay, advierte que aún no se sabe si el fentanilo en América Latina será una moda pasajera como la heroína o un fenómeno en expansión como el éxtasis. “Lo importante es estar preparados para ambos escenarios”, señaló.

Incautaciones y primeros casos en la región
Aunque el consumo todavía no alcanza los niveles críticos de Norteamérica, los primeros decomisos de fentanilo en América Latina encienden las alarmas. En Brasil, el delegado Tarcísio Otoni lideró la primera incautación de frascos de esta droga gracias a un entrenamiento impartido por la DEA en El Salvador. Tras el hallazgo, su equipo recibió formación especial sobre la manipulación de la sustancia y el uso de naloxona, el antídoto que revierte las sobredosis.
En Costa Rica, el viceministro de Seguridad, Manuel Jiménez Steller, explicó que el fentanilo puede ser letal incluso en bajas concentraciones, lo que representa un gran riesgo para policías y rescatistas.
Por ello, se han implementado protocolos especiales en coordinación con el Ministerio de Salud y el Organismo de Investigación Judicial de Costa Rica.
Un problema en expansión
Si bien en el sur del continente el consumo de fentanilo es todavía bajo, ya se ha detectado su uso combinado con cocaína y LSD para potenciar efectos y aumentar ganancias de grupos criminales. El Informe Mundial sobre Drogas 2025 de la ONU advierte que otros opioides sintéticos, como los nitazenos, también se están propagando en distintos continentes.
Ignacio García Sigman, de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), insistió en actualizar los listados de sustancias prohibidas y mejorar la capacitación de jueces, fiscales y laboratorios forenses. Argentina, por ejemplo, incorporó 170 nuevas sustancias al listado de estupefacientes en 2024, 65 vinculadas al fentanilo.
Puerto Rico, Chile y Venezuela: señales de alerta por el fentanilo en América Latina
En Puerto Rico, el consumo de fentanilo en América Latina ya dejó 1.788 muertes en los últimos tres años. En Arecibo, 10 personas murieron en apenas dos días por sobredosis. La directora de la ASSMCA, Katheryn Olivera, reconoció que la isla atraviesa una crisis y se trabaja en un plan de mitigación junto con el Departamento de Salud.
En Chile, la respuesta ha sido endurecer sanciones. Lorena Rebolledo, de la Fiscalía Nacional, explicó que incluso pequeñas cantidades de fentanilo serán castigadas con penas de tráfico, y no de microtráfico, para evitar que el problema escale como en Estados Unidos.
En Venezuela, médicos como Ramón Rubio, presidente del Colegio de Médicos de Aragua, advierten sobre el creciente impacto en la salud pública por el consumo y producción ilegal.

México, epicentro de la polémica
El caso de México es distinto. Acusado por Estados Unidos de ser el principal productor y exportador del fentanilo ilegal, enfrenta presiones internacionales mientras niega que exista un problema interno. Sin embargo, informes del Servicio Médico Forense en Baja California muestran que el 20% de los cadáveres analizados en Mexicali dieron positivo a fentanilo entre 2022 y 2025.
El Cártel de Sinaloa ha sido señalado como el gran productor que abastece al mercado estadounidense. A pesar de las negaciones oficiales, el gobierno mexicano ha desmantelado decenas de laboratorios clandestinos y al mismo tiempo impulsa campañas como “El fentanilo mata”.
Un desafío continental
El fentanilo en América Latina todavía no alcanza los niveles devastadores que ha tenido en Estados Unidos, pero los decomisos, muertes aisladas y protocolos de seguridad muestran que la droga ya forma parte del panorama regional. La clave, según expertos y organismos internacionales, está en prevenir antes que lamentar: capacitar a autoridades, actualizar leyes, fortalecer los laboratorios y, sobre todo, educar a la población.
El desafío es mayúsculo, porque el fentanilo no es la única amenaza. Otras drogas sintéticas como los nitazenos y la xilacina ya se abren paso en el continente. Frente a este escenario, América Latina enfrenta la tarea urgente de anticiparse a una crisis de salud pública que podría ser devastadora si no se actúa a tiempo.
Ernesto Aroche y Manuel Espino/ El Universal/ GDA*