El Gobierno federal de Estados Unidos entró nuevamente en cierre a la medianoche de este martes, después de que el Congreso no lograra alcanzar un acuerdo sobre el financiamiento. La falta de consenso entre republicanos y demócratas, principalmente por el aumento de los subsidios de Obamacare, abre un periodo de incertidumbre que amenaza con afectar a millones de ciudadanos y a miles de empleados federales.
Se trata del primer cierre de Gobierno de Estados Unidos desde 2019, un escenario que paraliza parte de las operaciones del Estado y que podría prolongarse durante semanas, dependiendo de la rapidez con la que los legisladores alcancen un nuevo pacto presupuestario.
Se espera que resulten afectados servicios no prioritarios, como museos y parques nacionales o ciertos procedimientos burocráticos, mientras que todas las agencias destinadas a garantizar la seguridad de las personas y sus bienes, desde el FBI a los controladores aéreos, seguirán operando.
¿Por qué se produjo el cierre del Gobierno de Estados Unidos?
El presupuesto federal debe aprobarse cada año, pero esta vez el Congreso quedó entrampado en un fuerte debate sobre la financiación de programas sociales, en particular los subsidios del sistema de salud conocido como Obamacare. Ninguno de los dos partidos quiere asumir la responsabilidad del colapso, lo que llevó a un nuevo cierre.
La Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca ya ordenó a las agencias federales preparar planes de contingencia, que incluyen despidos masivos de trabajadores considerados no esenciales.
¿Qué significa un cierre del Gobierno en EE.UU.?
Un cierre del Gobierno de Estados Unidos ocurre cuando el Congreso no aprueba las leyes de gasto necesarias para mantener financiadas a las agencias federales. Esto obliga a suspender parte de las operaciones públicas hasta que se logre un nuevo acuerdo.
En cierres anteriores, miles de empleados federales fueron enviados a casa sin sueldo (furlough), mientras que otros continuaron trabajando sin cobrar hasta que se liberaron los fondos. Los planes de contingencia determinan qué servicios se mantienen activos y cuáles se suspenden.
Entre los servicios que suelen continuar se encuentran la defensa nacional, el FBI, la seguridad fronteriza, los pagos de beneficios del Seguro Social y la atención a emergencias. En cambio, actividades como la atención en parques nacionales, museos y trámites administrativos suelen paralizarse.
Consecuencias inmediatas del cierre
Durante cierres anteriores, los efectos fueron visibles: retraso en préstamos estudiantiles y federales para pequeñas empresas, cancelación de audiencias migratorias, suspensión de programas sociales y cierres de parques nacionales.
Incluso los servicios esenciales sufren repercusiones. En el cierre de 2018-2019, el más largo de la historia, muchos controladores aéreos dejaron de presentarse a trabajar, lo que provocó retrasos y caos en varios aeropuertos.
Un fenómeno recurrente en la política estadounidense
Desde 1976, Estados Unidos ha experimentado 20 interrupciones en el financiamiento federal, pero solo cuatro cierres prolongados que paralizaron efectivamente al Gobierno.
Entre los más recordados están:
- 1995-1996: dos cierres que sumaron 26 días bajo la presidencia de Bill Clinton.
- 2013: un cierre de 16 días por diferencias sobre el financiamiento de Obamacare.
- 2018-2019: el cierre más largo de la historia, con 35 días de parálisis, por la disputa sobre el muro fronterizo impulsado por Trump.
El cierre actual, iniciado en octubre de 2025, ya es considerado uno de los más significativos, no solo por la parálisis administrativa, sino también por la posibilidad de despidos masivos en la administración pública.
Trump advierte sobre medidas irreversibles
El presidente Donald Trump declaró que su administración “no busca un cierre”, pero advirtió que este escenario podría servir para reducir el tamaño del Gobierno.
“Durante el cierre podríamos tomar medidas irreversibles que les perjudiquen, como despedir a un gran número de empleados o eliminar programas y servicios importantes”, señaló el mandatario.
Estas declaraciones refuerzan la idea de que Trump ve en la crisis una oportunidad para aplicar su plan de recorte a la burocracia federal.
Incertidumbre hacia el futuro
El cierre del Gobierno de Estados Unidos representa un nuevo pulso político en Washington. Mientras republicanos y demócratas se culpan mutuamente, millones de ciudadanos se preparan para enfrentar retrasos en trámites, suspensión de servicios y posibles efectos económicos.
La gran incógnita ahora es cuánto durará este cierre y si el Congreso podrá alcanzar un consenso en las próximas semanas para restablecer el funcionamiento pleno del aparato estatal.

