La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, reconoció avances por parte de México en el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944, particularmente por el conflicto de agua en Texas.

Sin embargo, enfatizó que los agricultores del estado fronterizo “merecen una solución definitiva” y que las acciones recientes, aunque positivas, no deben considerarse suficientes dado el conflicto de agua en Texas.

Rollins emitió estas declaraciones a través de sus redes sociales, luego de que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunciara la “entrega inmediata” de agua a Texas, en respuesta a los recientes señalamientos del expresidente Donald Trump, quien advirtió sobre posibles sanciones económicas contra México por presuntas violaciones al histórico tratado binacional.

“Esto es un avance. Pero lo que queremos, y lo que los agricultores estadounidenses merecen, es una solución”, escribió Rollins, dejando en claro que la administración estadounidense mantiene una postura firme ante el conflicto de agua en Texas, pero que golpea con especial dureza al sur de Texas, donde el agua es fundamental para la producción agrícola y el sustento de miles de familias.

Diálogo bilateral: Conflicto de agua en Texas

En este contexto de tensión diplomática, el titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) de México, Julio Berdegué, sostuvo una conversación telefónica con Rollins y con el subsecretario de Estado estadounidense, Chris Landau.

En dicha llamada, el funcionario mexicano reiteró el compromiso del Gobierno de México de cumplir con lo establecido ante el conflicto de agua en Texas, aunque advirtió que la sequía severa que afecta al norte del país representa un reto considerable para lograrlo en tiempo y forma.

A través de un mensaje publicado en la red social X (antes Twitter), sobre el conflicto de agua en Texas, Berdegué detalló que durante la reunión virtual se abordaron varios temas, incluyendo las entregas de agua previstas para 2025 y el avance en los programas de tecnificación de riego en distritos agrícolas estratégicos de Baja California, Chihuahua y Tamaulipas, estados que colindan con Estados Unidos y que tienen una participación activa en el cumplimiento del tratado.

“Seguiremos trabajando conjuntamente para beneficio de ambos países”, afirmó Berdegué, quien también insistió en que la cooperación técnica y diplomática es clave para afrontar los desafíos compartidos en torno al manejo y distribución del recurso hídrico.

El Tratado de Aguas de 1944: un acuerdo histórico con nuevas presiones

Sobre el conflicto de agua en Texas, el tratado firmado en 1944, el Tratado de Aguas entre México y Estados Unidos regula el uso y distribución de los ríos transfronterizos, particularmente el Río Bravo (conocido como Río Grande en EE. UU.) y el Río Colorado.

El acuerdo estipula que México debe entregar a Estados Unidos un volumen promedio de 432 millones de metros cúbicos de agua por año, es decir, 2,160 millones cada cinco años.

A cambio, México recibe aproximadamente 9,250 millones de metros cúbicos anuales del Río Colorado, una cifra sustancialmente mayor. Sin embargo, el cumplimiento del tratado por parte de México ha enfrentado dificultades en los últimos años debido a condiciones climáticas extremas, sobre todo la prolongada sequía que azota al norte del país.

Esta situación se ha agravado recientemente, pues según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), más de 290 municipios mexicanos enfrentan condiciones de sequía, justo en la antesala de una ola de calor que podría intensificar la escasez, en el otro lado, resurge el conflicto de agua en Texas.

Esta crisis hídrica tiene un impacto directo en la capacidad de México para cumplir con las entregas establecidas, lo que ha encendido las alarmas en Washington.

Sheinbaum responde a Trump: no habrá conflicto ni renegociación

La presidenta Claudia Sheinbaum se pronunció también sobre el tema en días recientes, descartando que el diferendo escale hacia un conflicto diplomático o una renegociación del tratado.

En conferencia de prensa, Sheinbaum restó importancia a las amenazas del expresidente Donald Trump, calificándolas como parte de su estilo habitual de comunicación.

“No lo creo (que haya sanciones), como sabemos, es la manera también de comunicar del presidente Trump, pero hay una mesa de trabajo y también se busca fortalecer la comunicación bilateral”, expresó la mandataria mexicana.

Sheinbaum reiteró que México ha cumplido con sus obligaciones en la medida de lo posible y que la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) está desarrollando propuestas técnicas para garantizar que el tratado se respete sin poner en riesgo el acceso al agua para comunidades mexicanas.

También hizo hincapié en la necesidad de mantener una visión cooperativa ante los efectos del cambio climático, que afectan tanto a México como a Estados Unidos.

Legisladores texanos presionan por conflicto de agua en Texas

La tensión en torno al tema se intensificó a partir de marzo, cuando un grupo de legisladores texanos pidió formalmente al expresidente Trump que utilizara su influencia política para presionar a México a cumplir con el tratado.

En su pronunciamiento, argumentaron que la falta de cumplimiento del acuerdo ha generado pérdidas económicas de hasta 993 millones de dólares anuales para el sur de Texas, una región dependiente del agua para la producción agrícola, ganadera y otros sectores clave de la economía local.

Estos legisladores también solicitaron que el tema del agua fuera incluido en las negociaciones comerciales y arancelarias entre ambos países, a fin de ejercer mayor presión sobre el gobierno mexicano. La postura refleja el creciente malestar entre productores agrícolas estadounidenses, quienes sienten que sus intereses están siendo ignorados en medio de una crisis hídrica cada vez más profunda.

Rumbo al futuro: ¿soluciones sostenibles?

A pesar del cruce de declaraciones y la creciente presión política, ambos gobiernos han reiterado su voluntad de mantener el diálogo abierto y trabajar en soluciones sostenibles. Entre las medidas en discusión se encuentran la modernización de los sistemas de riego en zonas agrícolas mexicanas, el fortalecimiento de la infraestructura hidráulica y el intercambio de información técnica a través de la CILA.

Por ahora, la entrega inmediata de agua anunciada por México representa un alivio temporal para los agricultores texanos, pero no resuelve el problema estructural. La escasez de agua en el norte de México y el sur de Estados Unidos es una realidad que requiere coordinación binacional, inversión en tecnología y una gestión integrada de los recursos hídricos.

Mientras tanto, la expectativa crece en ambos lados de la frontera. Para los agricultores, se trata de un asunto de supervivencia. Para los gobiernos, de una prueba de diplomacia y compromiso. Y para las comunidades afectadas por la sequía, la esperanza sigue puesta en que la cooperación internacional prevalezca por encima de las diferencias políticas

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