El Senado de Estados Unidos aprobó este martes el controversial plan fiscal de Trump, una ambiciosa reforma que redefine el rumbo económico del país y que ha desatado intensas reacciones en todos los sectores.
El plan fiscal de Trump fue aprobado con un estrecho margen de 51 a 50 votos, gracias al voto de desempate emitido por el vicepresidente J.D. Vance, lo que evidencia la profunda división que genera este megaproyecto fiscal.
La aprobación en el Senado representa un paso clave para la consolidación del nuevo plan económico impulsado por el presidente Donald Trump en su segundo mandato.
El plan fiscal de Trump, denominada por él mismo como el “gran y hermoso proyecto de ley”, ahora deberá regresar a la Cámara de Representantes, donde se espera otra reñida votación.
¿Qué contempla el plan fiscal de Trump?
El plan fiscal de Trump se centra en tres pilares fundamentales: recortes impositivos, reducción del gasto público en programas sociales y aumento del presupuesto en defensa y control migratorio.
Entre los puntos más destacados del plan fiscal de Trump incluyen:
- Extensión de los recortes fiscales de 2017, que estaban por expirar en 2025.
- Reducción del impuesto corporativo, manteniéndolo por debajo del 20%.
- Restricciones a programas como Medicaid y SNAP, con estimaciones que advierten que hasta 11,8 millones de personas podrían perder cobertura médica o ayuda alimentaria.
- Incremento del gasto en defensa nacional y seguridad fronteriza, incluyendo fondos para instalaciones migratorias como la cárcel de alta seguridad conocida como Alligator Alcatraz en Florida.
- Eliminación de limitaciones estatales al desarrollo de inteligencia artificial, lo cual preocupa a algunos sectores reguladores.
El proyecto, que también incluye disposiciones sobre la gestión del déficit y la deuda pública, ha sido duramente criticado por organismos no partidistas como la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), que estima un incremento de la deuda pública en 3.3 billones de dólares en los próximos 10 años. Además, eleva el techo de deuda en 5 billones para evitar un impago federal este verano.

Una votación tensa y con fracturas internas
A pesar del respaldo mayoritario dentro del Partido Republicano, tres senadores conservadores se opusieron al plan fiscal de Trump, argumentando que el plan carece de suficientes garantías de austeridad.
Otros legisladores moderados expresaron inquietud por el impacto en comunidades rurales, especialmente por los recortes a Medicaid y a hospitales locales.
El vicepresidente J.D. Vance tuvo que presidir la sesión en el Senado y emitir el voto decisivo.
“Este es un proyecto que redefine nuestro compromiso con el contribuyente estadounidense”, declaró Vance en el Capitolio, mientras buscaba convencer a los escépticos de su propio partido.
La jornada estuvo marcada por una maratónica sesión conocida como ‘vote-a-rama’, con más de 45 votaciones consecutivas sobre enmiendas al texto, convirtiéndose en la más extensa en la historia del Senado, superando el récord anterior de 2008.
Próximos pasos: Cámara de Representantes y la firma presidencial
El texto volverá a la Cámara Baja para una revisión final antes de que pueda llegar al despacho del presidente Trump. El debate está previsto para este miércoles, y los republicanos, que tienen una estrecha mayoría, necesitarán mantener una disciplina férrea para asegurar su aprobación.
Trump ha impuesto como plazo final el 4 de julio, Día de la Independencia, para firmar la ley. “Creo que será más fácil que en el Senado. Hay algo para todos. Va a funcionar muy bien”, declaró el mandatario antes de viajar a Florida, donde recorrió la polémica cárcel migratoria.
En sus declaraciones, Trump también minimizó los efectos negativos del plan: “No se recorta a quienes lo necesitan, solo al despilfarro, el fraude y el abuso en programas como Medicaid”.
Críticas desde el Partido Demócrata y los mercados
Los demócratas han rechazado de forma unánime el plan fiscal de Trump, calificándolo como un regalo fiscal para los más ricos a costa de la clase trabajadora y los sectores vulnerables.
“Se reducen los impuestos a millonarios mientras se recortan servicios esenciales. Es un robo legalizado”, sentenció la senadora demócrata Elizabeth Warren.
Desde el sector económico, el plan también ha encendido las alarmas. Expertos financieros y analistas de Wall Street advierten que estos recortes, sin medidas compensatorias, podrían aumentar significativamente el déficit fiscal y provocar alzas en las tasas de interés.
Tras la votación, el mercado de bonos reaccionó con nerviosismo: se observaron subidas en los intereses de deuda a corto plazo. En semanas anteriores, Trump había presionado públicamente a la Reserva Federal para reducir las tasas al 1%, una propuesta que fue descartada por el organismo, que optó por mantenerlas estables.
División republicana: entre los halcones fiscales y los moderados
La votación por el plan fiscal de Trump también puso en evidencia las tensiones internas en el Partido Republicano. Mientras el ala dura exigía recortes aún más profundos en programas sociales y gasto público, los moderados temían las consecuencias políticas y sociales de esas medidas.
Una parte del desacuerdo se concentró en la propuesta de limitar el acceso a beneficios como SNAP y Medicaid, que impactarían a millones de estadounidenses en zonas rurales, tradicionalmente republicanas. “Estamos hablando de personas que dependen de estos servicios para sobrevivir”, dijo un senador republicano de Texas, que pidió permanecer en el anonimato.
¿Un legado económico o una bomba de tiempo?
El presidente Trump ha descrito el proyecto como el “mayor recorte fiscal en la historia de Estados Unidos”. Sin embargo, analistas de firmas como Moody’s y Goldman Sachs han advertido que este tipo de política fiscal expansiva sin fuentes claras de financiamiento podría traducirse en una bomba de tiempo para la economía estadounidense, especialmente en caso de una recesión.
Además, el aumento del déficit podría limitar el margen de maniobra del gobierno para enfrentar crisis futuras, reducir inversiones públicas y aumentar la dependencia del financiamiento externo.
Un plan con consecuencias a largo plazo
La aprobación del plan fiscal de Trump marca un hito en la política económica de Estados Unidos, no solo por sus dimensiones, sino por el impacto estructural que tendrá sobre el gasto público, la distribución de la riqueza y la estabilidad fiscal del país.
Aunque aún falta el visto bueno definitivo de la Cámara de Representantes, el proyecto ya ha generado un profundo debate nacional sobre el modelo económico que debería seguir Estados Unidos.
De consolidarse, el plan fiscal de Trump consolidaría el sello trumpista en la política fiscal estadounidense por años, con consecuencias que aún están por verse.