Desatar el infierno contra los cárteles mexicanos”, esa expresión ha retumbado en Estados Unidos, y ha llegado a todos los líderes de organizaciones narcotraficantes.

El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Mike Waltz, dijo el viernes que los cárteles de la droga que operan a través de la frontera entre Estados Unidos y México están sobre aviso.

Con la frase “Desatar el infierno contra los cárteles mexicanos”, señala que estos grupos se enfrentarán a la intensificación de la represión de ambos países.

“Vamos a desatar el infierno contra los cárteles. Ya basta. Vamos a proteger nuestra frontera y los cárteles están sobre aviso”, dijo Waltz ante un grupo de conservadores.

Estados Unidos designó el miércoles al Tren de Aragua, al Cártel de Sinaloa y a otros grupos traficantes de droga mexicanos como organizaciones terroristas globales, por lo que asevera que “Desatar el infierno contra los cárteles mexicanos”.

Quién asevera “desatar el infierno contra los cárteles mexicanos”

A sus cuarenta y pocos años, Michael Waltz sigue manteniendo esa rigidez disciplinada, propia de un hombre que ha recorrido, con pasos seguros y sigilosos, los terrenos más conflictivos del planeta.

La figura de Waltz, diputado republicano y antiguo miembro de las Boinas Verdes, levanta tanto respeto como polémica; su experiencia, dicen algunos, lo convierte en la elección adecuada para una Casa Blanca enfrentada a enemigos tan dispares como China, Rusia e Irán.

Otros creen que su postura decididamente anti-China y anti-“woke” en el ejército podría convertir su gestión en una fogata para la política exterior de EEUU.

Waltz no es un político típico, y eso es justo lo que Trump valora de él. Su currículum no se construyó en aulas de universidades elitistas ni en reuniones burocráticas, sino en los campos de batalla de Afganistán, África y Medio Oriente.

Es allí, dicen quienes le conocen de cerca, donde Waltz se forjó como un hombre de principios firmes y acciones decididas.

Hijo de una familia humilde, escaló a las filas del prestigioso Virginia Military Institute y de ahí a los Boinas Verdes, donde ganó cuatro Estrellas de Bronce, dos de ellas con la distintiva mención de valor.

 “Cada misión era una lección de política exterior”, declaró en una ocasión, recordando aquellos días en los que las amenazas no venían de resoluciones en un escritorio sino de insurgentes a pocos metros. Cuando decidió colgar el uniforme para cambiarlo por el traje en el Congreso, lo hizo como el primer boina verde en llegar a la Cámara de Representantes, una decisión que, según sus colegas, “mostraba un sentido del deber que va más allá de la política partidista”.

Para Waltz, China representa una amenaza con tentáculos largos y una sombra inquietante que alcanza desde la industria tecnológica hasta los derechos humanos. No tiene reparos en decirlo: considera al régimen de Xi Jinping un enemigo directo de los valores occidentales.

Políticas exteriores extremas

En 2022, cuando los reflectores apuntaban a los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing, fue uno de los más fervientes defensores de un boicot estadounidense en protesta por la represión a los uigures y el creciente control del Partido Comunista sobre sus ciudadanos.

“No podemos cerrar los ojos y aplaudir a China mientras sus líderes cometen genocidio”, dijo Waltz sin titubeos, en un tono severo que muchos de sus colegas han aprendido a temer.

Para Waltz, el enemigo tiene nombres y apellidos, y su visión de un ejército disciplinado y concentrado en la misión es más que una simple retórica.

Por ello, ante este señalamiento de “Desatar el infierno contra los cárteles mexicanos”, parece ir muy en serio, pero del lado de los delincuentes quizás haya una respuesta.

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