La cumbre entre Estados Unidos y Rusia no fue del todo resolutiva, pero Ucrania obtiene un ligero respiro, aunque incómoda con las opciones de negocio; mientras que Europa de repente vuelve a ser relevante.
La cumbre entre Estados Unidos y Rusia que acaba de concluir en Riad son, en líneas generales, las que más motivos han dado a Moscú para estar satisfecho.
Durante mucho tiempo ha presentado (incorrectamente) la guerra en Ucrania como un ataque de la OTAN contra Rusia, y esta reunión bilateral contribuye a perpetuar esa falsa idea.
Entre tanto, Moscú también está obteniendo resultados reales y prácticos tras la cumbre entre Estados Unidos y Rusia.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, sugirió que las respectivas embajadas de Estados Unidos y Rusia volverían a un nivel de personal más funcional.
La cumbre entre Estados Unidos y Rusia ha sido el pilar de la política de Trump para la paz en Ucrania, pero en este momento de rehabilitación rusa podría parecer un acto de normalización que favorece más los intereses inmediatos de Moscú, pero no sucederá en un futuro próximo.
La reunión de Riad no terminó con la Casa Blanca, inclinada hacia un acercamiento con Moscú, prometiendo que Ucrania haría concesiones desagradables para cerrar un mal acuerdo rápidamente.
Todo el tema de la paz en Ucrania se entregará a otros equipos de negociación, lo que podría retrasar cualquier resultado.

La cumbre entre Estados Unidos y Rusia
El asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, sopesó en sus manos vacías las escalas de las “concesiones territoriales” y las “garantías de seguridad” que ambas partes tendrían que aceptar como una realidad. (Lo primero es algo que Kyiv tendrá que dar, y lo segundo probablemente algo que Moscú tendrá que aceptar).
La respuesta inmediata de Zelensky fue cancelar su viaje planeado a Riad el miércoles, donde quizás esperaba captar los restos de la cumbre entre EE.UU. y Rusia.
En su lugar, criticó con fuerza los acuerdos sobre Ucrania hechos sin Ucrania, cómo solo se enteró de la cumbre entre EE.UU. y Rusia a través de los medios.
Por separado, la última semana de latigazos geopolíticos encontró un momento de calma, cuando el trío de funcionarios estadounidenses sentados frente a una bandera saudí (con el enviado de EE.UU. para Medio Oriente, Steven Witkoff, en el extremo izquierdo) aceptó que Europa sería vital en el futuro.
Waltz insistió en que la narrativa de que Europa y Ucrania estaban siendo excluidas de las conversaciones de paz era falsa, aunque momentos después Zelensky no estuvo de acuerdo.
Sin embargo, días antes, el enviado de Trump para Ucrania y Rusia, el general Keith Kellogg, dijo en Munich que los europeos no participarían en las conversaciones de paz sobre Ucrania debido a los esfuerzos diplomáticos fallidos durante la primera ola del conflicto en 2015. Europa entró en pánico y comenzó a hacer sus propios planes.
No obstante, 72 horas después, la administración Trump quiere que sepan que nunca dejaron de ser importantes.
Se espera que las apuestas aumenten cuando el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, se reúna con Trump la próxima semana en Washington.
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