La economía de las peleas de gallos en México es una enorme masa de población que gira en torno a ella, pero, además, significa una generación de ingresos directos o indirectos.


Las peleas de gallos en México no solo son una práctica cultural con raíces coloniales, sino también una actividad que mueve millones de pesos cada año.

Aunque polémica, esta tradición continúa viva en estados como Jalisco, Michoacán, Veracruz y Yucatán.

La economía de las peleas de gallos en México incluye criadores, apostadores, veterinarios, músicos y comerciantes.


La economía de las peleas de gallos en México

En muchos pueblos y ferias regionales, las peleas de gallos forman parte del entretenimiento principal.

Según estimaciones no oficiales, la economía de las peleas de gallos en México genera unos 2 mil millones de pesos al año en México.

Aunque no existen cifras oficiales por tratarse de una actividad parcialmente regulada, lo cierto es que cientos de familias viven directa o indirectamente de este negocio.

El ingreso principal de la economía de las peleas de gallos en México proviene de las apuestas, que en eventos grandes pueden superar los 100 mil pesos por pelea.

Además, existen criaderos especializados que venden gallos entrenados en precios que van desde los 5 mil hasta los 50 mil pesos por ejemplar.


Criadores, empleo y comercio local

La economía de las peleas de gallos genera empleo en varios niveles:

  • Criadores y entrenadores: requieren años de experiencia y atención diaria.
  • Veterinarios especializados: para tratar heridas y aplicar medicamentos.
  • Fabricantes de espuelas y equipo: un mercado artesanal que no ha desaparecido.
  • Alojamiento y transporte: hoteles, taxis y fondas también se benefician.

Durante ferias locales o torneos importantes, la derrama económica puede compararse con la de un evento deportivo. Pequeños comerciantes, músicos de banda, vendedores de cerveza y comida duplican o triplican sus ingresos en días de pelea.


¿Legal o ilegal?: Economía de las peleas de gallos en México

En México, las peleas de gallos son legales en la mayoría de los estados, siempre que cuenten con los permisos necesarios. Sin embargo, en muchos casos se realizan eventos clandestinos, lo que genera una economía paralela sin regulación ni impuestos.

La Ley Federal de Bienestar Animal ha intentado limitar esta práctica, pero enfrenta resistencia cultural y política en estados donde se considera parte de la identidad regional.


Turismo y proyección internacional

En lugares como Yucatán y Sinaloa, las peleas de gallos también se vinculan al turismo. Extranjeros, especialmente de Asia y EE.UU., viajan para presenciar estos eventos tradicionales.

Algunos criadores incluso exportan gallos de pelea a países como Filipinas o Tailandia, abriendo otro canal económico poco explorado.


Aunque polémica, la economía de las peleas de gallos en México representa una industria activa y resiliente.

La economía de las peleas de gallos en México tiene un peso en ciertas regiones rurales y su capacidad de generar empleo y flujo de dinero la convierten en un fenómeno económico que va mucho más allá del entretenimiento.

Comprender esta dinámica es esencial para analizar el impacto social y financiero de una tradición que, a pesar de las críticas, sigue más viva que nunca.

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